martes, 4 de septiembre de 2007

Labrando El Infortunio

Que triste aquella vida de pobres;
La vida de los obreros
Y la de los mineros del cobre,
El oro, la plata, cuarzo y acero.

Sus madres fueron tristes gentes;
Sufrieron dolores aplastados
Por sus demonios: eran indigentes
Y estaban apestados.

Pena, hambre y muerte vieron
En sus seres queridos y su gente.

A sus padres no conocieron;
Eran adictos, bebedores ingentes;
Se los llevó la suerte, la muerte.
Y ni siquiera ellos venir lo vieron.

Y ahora, esos obreros
Son sólo tristes trabajadores,
Poetas de los aceros,
Del cobre sublimes forjadores.

No hay comentarios: