sábado, 8 de noviembre de 2008

laS cOSas dE LA vIDA

Cualquier cosa. Cualquier cosa para calmar la ansiedad. Cualquier cosa que me impida ir a trabajar.
Cualquier punto a mi favor en la hora del juicio. Has estado viendo cosas reñidas con la moral y las buenas costumbres de diputadillos ociosos. ¿Qué hemos hecho, señor?
Para que eso pase. voy a tener que hacer un compendio de varios gigas de extensión, cosa que valga la pena, digo yo.
Mi abuelita decía que la hora precisa era cuando el membrillo bota el pelillo, pero pasa que no pasa, y lo que pasa no me gusta como pasa, así que para que pase deberemos contruir una empalizada y comparar unos cañones. Debemos ser sabios al momento de ponerlos en algún lado, porque no creo que resistan arriba.
Y dependiendo del punto de vista, arriba puede ser abajo, como abajo puede ser arriba. Todo está en el todo, y el todo está en todo. Causa y efecto, espiral interminable de relaciones que desestiman la existencia de la suerte. Es obvio, no? La suerte no existe, niñato. Entonces, por qué a chile le hacen el gol en el minuto noventa?
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo mejor...
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo mojón...
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo melón...
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo pelón...
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo cagón...
Todos deberíamos ser capaces de soñar con un mundo llorón...
Y así, sustantivamente...
Tengo como veinte kilos en la mochila que estoy obligado a entregar, pero voy mañana. No dejes para hoy lo que puedes hacer mañana.
Estoy solo?
Realmente solo?
Quién puede asegurarlo?
Nunca aprenderás, verdad?
Has estado tanto tiempo haciendo las mismas preguntas que ya te marea hasta servirte un té...
a tu abuelita no le mareaba el té, ni el estofado de cochayuyo, ni la sopa de coliflor, ni las guatitas,
ni la masa con la que hacía el pan de pascua, ni las albóndigas, ni las pantrucas, ni nada...ah, tampoco la tortilla de acelga, esa que tragabas comom pato, apurado y de una vez.
El sol de hoy me molesta, pero no puedo hacer nada al respecto. Es curioso cuando estás cometiendo un error, siempre está esa voz recordándotelo, pero sólo dura hasta que ya no puedes hacer nada... se ha ido.
Voy a escribir un libro no tan genial sobre un hombre no tan genial que hacía cosas no tan geniales para que los hombres no tan geniales lo adoraran coma a su no tan genial dios. En realidad los hombres no tan geniales ya habían hecho un dios no tan genial, así que este hombre no tan genial decidió en una idea no muy genial, convertirse en un no muy genial predicador de las esquinas. La no tan genial civilización avanzaba invariablemente hacia un no tan genial fin, cuando en un no tan genial día se le ocurrió una no tan genial idea... Y cuál fue esa no tan genial idea?
Ninguna, porque los hombres como tu no tienen ideas; sólo copian autorizados por su desproporcionada desesperación.

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