la sinfonía de tu orquesta
remarcada en tu esencia
socava la penuria
del ayer desprogramado.
las lluvias en tu acera
renombraba a doña primavera interior
apagaba fogones resarcidos
asimilabas la lentitud de los pasos.
anularías el karma creciente
perpetrarías la suavidad de la arboleda
verías la savía desparramada
bosquejando mi horizonte.
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